¿QUÉ ES LA IGLESIA?
Nuestro encuentro se verifica en un tiempo en que debemos profundizar nuestra disposición a “seguir a Jesús” continuando, en nuestro mundo temporal, su obra evangelizadora. Si bien cada uno de nosotros recibe un llamado personal, caracterizado por la imposición de un nombre (en el Bautismo) por el cual el Señor nos estará llamando permanentemente, la intención central de ese llamado personal exigirá una respuesta comunitaria: “Les doy un mandamiento nuevo…”; “Vayan y evangelicen…”, “bauticen…”; “permanezcan en mi amor…”; “cuando oren…”; “Padre nuestro…”
Jesús nos hace un llamado personal a la conversión desde el egoísmo individualista a una nueva vida en la comunidad de los hijos de Dios, cuyo signo es la IGLESIA:
1. Jesús nos reúne en su iglesia, como el Buen Pastor, que no desea que su rebaño se disperse.
2. Unirse a la iglesia es unirse a Jesús; Jesús es la vid; la iglesia es la vid; los injertos (los bautizados) deben permanecer unidos a la vid para dar frutos en abundancia.
3. El signo de esta vivencia de la fe en comunidad se expresa en la Eucaristía para cuya celebración nos estamos preparando.
Ambientación: Una imagen de Jesús el Buen Pastor.
ACOGIDA: Saludos: Recibamos a cada uno con el saludo de Jesús Resucitado: “La paz sea contigo”, y preguntémosle a cada uno por su padre, su madre, su esposa o esposo, por sus hijos, hermanos, amigos… etc. Motivamos así una vinculación del individuo a su comunidad de pertenencia inmediata; será una preparación para incorporarlos a la iglesia católica (que significa “universal”).
Podemos reforzar esta disposición a tranquilizarnos interiormente con algún cántico que anime o evoque la vida en comunidad.
Animemos el comienzo de nuestro encuentro, en el mismo sentido de comunidad, con un canto: p.ej.: “Un mandamiento nuevo nos dio el Señor…, que nos amáramos todos como él nos amó…”
ORACIÓN:
Monición: Jesús, cuando nos enseña a orar, nos invita a hacerlo en comunidad: de esta forma él estará en medio de nosotros; hoy queremos decirle que deseamos escuchar su palabra, como familia.
Testimonios: Alguno de los niños/papás es invitado a dar gracias por el don de la familia, de la vida en comunidad, de la iglesia sin las cuales no es posible dar un fruto abundante y permanente.
¡Cuánta paz se nos comunica cuando sabemos que somos importantes para los demás, que ellos nos consideran sus hermanos! Pidamos por nuestra familia, por nuestro grupo de catequesis, por todo el mundo sin exclusiones de ninguna naturaleza, por la iglesia.
Oración: "Te pedimos, Señor, que te unas a nosotros, conforme a tu promesa pues en tu Nombre estamos reunidos, para que sea tu Espíritu de Amor el que nos guíe y fortalezca nuestra fe y anime nuestro deseo de ser solidarios contigo siendo solidarios con toda la humanidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén"
¿Para qué nos reunimos hoy?: Para reflexionar en torno a la experiencia de la vida en comunidad.
- DIOS ILUMINA NUESTRA VIDA
- ¿Qué entendemos por “iglesia”? ¿Cuál es su misión?
- ¿Qué somos nosotros dentro de la iglesia?
- ¿Qué ministerios (funciones y tareas) requiere la iglesia para su misión?
- ¿Cuál es el lugar donde se levanta la iglesia?
- ¿Cuál es el signo central de la iglesia?
- ¿Cuál es la relación entre “iglesia” y “matrimonio”? ¿Entre iglesia y Eucaristía?
Meditemos estas palabras de Jesús, extraídas del evangelio de Juan: Evangelio según San Juan 15,1-8. Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.
Complementémoslas con esta lectura de parte de la 1ª carta de Pablo a los cristianos de Corinto: “…me han hablado de que hay rivalidades entre ustedes… uno dice: ‘Yo soy de Pablo’, y otro: ‘Yo soy de Apolo’, o ‘Yo soy de Cefas’, o ‘Yo soy de Cristo’. ¿Quieren dividir a Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por ustedes? ¿O fueron bautizados en el nombre de Pablo?”.
(Toda la 1ª carta a los Corintios es una excelente guía de las conductas que deberían vivirse dentro de la iglesia. Recomendemos, pues, su lectura tranquila y su comprensión en comunidad.)
- Algunos marcadores de los hechos vistos en los textos sagrados anteriores:
- Jesús nos llama a permanecer injertados a él.
- La iglesia es una instancia de vida, recibimos a través de ella la gracia, y también la salud.
- Jesús promete atender las peticiones de su iglesia.
- La iglesia debe ser signo de unidad y de fraternidad, por la que seremos reconocidos como discípulos de Cristo.
- Así como la Trinidad Santa conforma un Dios único, el cristiano debe permanecer unido a la iglesia y actuar para que se haga realidad su carácter universal.
- Los dones y carismas de cada uno son ministerios para vivirlos en la comunidad de la iglesia. Todos los dones y carismas son necesarios y ninguno vale en plenitud por sí solo.
- Familia, Círculo de Amigos, Vecindario, Grupo de Formación y/o Trabajo…, si son iluminados en su quehacer por la Palabra de Jesús, son iglesia.
- ¿De qué manera asimilamos en nuestra vida esas enseñanzas?
Reflexión del grupo:
- ¿En qué hechos —actuales— basamos nuestro pertenencia a la iglesia?
- Juzguemos nuestro compromiso de ministros particulares. ¿Existen hoy los problemas denunciados por Pablo como conducta de la iglesia de Corinto?
- ¿Cuál creemos que es nuestra misión (personal y colectiva) en la iglesia de hoy?
- ¿Qué pensamos acerca de la invitación a vivir en comunidad?
- ¿De qué manera podemos ser mensajeros de paz y de la acción del Espíritu?
- ¿Cómo vivimos AHORA, EN NUESTRA FAMILIA? ¿Es mi familia la iglesia doméstica para vivir nuestra fe?
- ¿Qué relación se nos ocurre puede existir entre Iglesia y Eucaristía?
Momento para orar: Se sugiere que se motive a pedirla Espíritu Santo el don de la unidad de las iglesias.
Compromiso para la semana:
Compartir en familia las reflexiones hechas en este encuentro y hacer un resumen integrador en torno al tema “La unión con Cristo es la unidad con su iglesia como lugar de encuentro, de oración y de comunión en su Palabra y en la vida sacramental”.
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