CELEBRACIÓN
ADHESIÓN A JESÚS
ADHESIÓN A JESÚS
Monición: En estos días en que está culminando nuestra Pascua de Resurrección, realizamos este Encuentro con el que, papás e hijos, junto a sus guías y catequistas, iniciamos un acercamiento a Jesús, para conocerlo mejor, para aprender de él y para comprometernos con él a continuar su tarea de evangelizar el mundo. Iniciaremos esta Celebración Litúrgica de su Palabra, cantando.
I. Canto de entrada y saludo del celebrante
V. La gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo el Señor, esté con vosotros.
R. ¡Bendito es Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo!
V. Que el Dios de la paz, que sacó de entre los muertos, por la Sangre de la alianza eterna, al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, os haga perfectos en todo bien para hacer su voluntad, cumpliendo en vosotros lo que es grato en su presencia, por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos.
R. Amén.
II. Salmo 126. Confianza familiar.
Antífona: Nuestros hijos son la herencia que nos dio el Señor.
v Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles.
Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas.
v Es inútil que madruguemos, que velemos hasta muy tarde.
Que comamos el pan de nuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
v La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto de su vientre:
Son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud.
v Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba.
No quedará derrotado cuando litigue con su enemigo en la plaza.
Antífona: Nuestros hijos son la herencia que nos dio el Señor.
Oración:
Señor Dios, tú eres el autor de todos los bienes y tú acompañas al hombre que confía en ti y bendices su trabajo, para que durmiendo o velando, de noche o de día, recoja los frutos que necesita para el sustento de su familia. Haz, Señor, que estos padres aprendan de ti a construir la iglesia familiar y que siempre confiados en tu amor, desestimen sus penas y su cansancio porque han puesto en ti su esperanza y así reciban tus bendiciones en esta vida y la recompensa de tu presencia en la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R.: ¡Amén!
III. La Palabra de Dios
(Invitación. Aleluya. Lectura del Evangelio. Homilía.)
IV. Adhesión y compromiso
Cel.: Hemos escuchado la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo y queremos comprometernos con el cumplimiento de esa palabra durante estos dos años que durará nuestra catequesis. A través de nuestros guías y catequistas, él nos llamará por nuestros nombres y nosotros le responderemos: “¡Presente!” y avanzaremos al frente para dar nuestro testimonio de adhesión a Jesús. Ahora, nos ponemos de pie y expresamos en voz alta nuestra fe y compromiso con Jesús:
Cel.: Nada hay mejor que seguir a Jesús y, unidos a él, construir nuestras vidas. Les invito a dar su testimonio respondiendo a mis preguntas:
- ¿Creen que Jesucristo es nuestro salvador enviado por Dios a la tierra?
- ¿Creen firmemente en su palabra, en su muerte y en su resurrección?
- ¿Quieren cumplir fielmente su palabra en todos los actos de la vida?
- ¿Prometen vivir siempre unidos a Jesús en la libertad de los hijos de Dios?
(Se llama a los padres y sus hijos por sus nombres a recibir la imagen de Jesús y el Texto de catequesis)
Cel.: Que Jesucristo les acompañe y guíe en la vida.
R.: ¡Amén!
Cel.: Ahora, les invito a que levantemos la imagen de Jesús y el Libro de catecismo, y que juntos cantemos:
(Canto: “En ti, en ti, Señor, hemos puesto nuestra fe…”; o “¡Yo tengo un amigo que me ama…!”)
V. Preces
Cel.: Y, ahora, estando Jesús en medio de nosotros y nosotros unidos a él, presentémosle nuestras peticiones. A cada una de ella, digamos: “¡Jesús, confío en ti!”
( Se presentan las intenciones preparadas ).
Cel.: Con la misma confianza que tienen los hijos con su padre, acudamos nosotros a nuestro Dios, diciéndole: Padre nuestro…
Finalicemos nuestra celebración diciendo todos juntos la siguiente:
Oración Final:
Padre, mira con bondad a tu familia
y muéstranos tu misericordia.
Danos tu paz, tu amor y tu auxilio.
Envía tu Espíritu sobre nosotros para que,
con un corazón limpio y una conciencia recta,
podamos tratarnos mutuamente con amor auténtico:
sin fraude, sin hipocresía,
sino con la sincera intención
de afirmar los lazos de la paz y del amor.
Porque hay un solo Cuerpo,
un solo Espíritu y una sola fe,
así como hemos sido llamados a una sola esperanza,
de modo que todos podamos llegar a ti
y a tu amor sin límites en Cristo Jesús. Amén.
VI. Bendición y despedida:
El Señor nos bendiga,
Nos guarde de todo mal
Y nos lleve a la vida eterna
(en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo).
Amén.
(Canto final)