JESÚS NOS INVITA A BUSCARLO PARA VIVIR CON ÉL.
Este es el segundo encuentro relacionado con el signo central de nuestra fe: Cristo ha muerto como ofrenda por la remisión de nuestros pecados. El pecado es la muerte. La remisión o perdón del pecado es retornar a la vida: es resucitar. Como se cantó en la Vigilia Pascual, Cristo condonó el recibo del antiguo pecado heredado por el pecado de soberbia de nuestros primeros padres, Adán y Eva, y nos reconcilia con el Padre. Su Sangre derramada nos ha lavado, limpiado de esa carga original, y lo ha hecho en forma perfecta. Bautizados por el agua y el Espíritu que brotan abundantes del sacrificio de la Cruz, ya no será necesario, como pedía Pedro, que el Señor nos lave también la cabeza y el cuerpo entero. Ahora bastará con lavarse los pies, es decir aquellos pecados que en el recorrido del camino de regreso a la Casa del Padre, se van adhiriendo a nuestros pies (entiéndase: nuestra alma) y nos impiden llegar con el traje de bodas inmaculado al convite celestial. Jesús nos deja ese regalo como un encargo o misión específica de continuación de su ministerio diaconal a sus apóstoles (sacerdotes): hay que dejarse lavar mediante el sacramento de la reconciliación, porque quien no se deje lavar no podrá tener parte en la fiesta del eterno ágape a que somos invitados. Este tema que será retomado más adelante, en una forma específica, es transversal a toda la temática de nuestra catequesis, pues es la sustantivación de nuestro objetivo central: la conversión de todos los hombres.
Ambientación: Una imagen de Cristo Resucitado, o simplemente del rostro de Cristo, y un cirio ojalá adornado, al modo del Cirio Pascual.
ACOGIDA: Saludos: Siempre será bueno recibir a cada uno con alguna palabra especial, llamándolo por su nombre (Jesús llamó por su nombre a María de Magdala, y la voz del Señor permitió su reconocimiento y la alegría de la mujer. Esta vez, Jesús personalizará en su llamado a Tomás, a quien reprenderá con cariñosa severidad por su falta de fe: cada uno de nosotros es importante por sí mismo a los ojos de Dios).
ORACIÓN:
Monición: Cristo Resucitado nos invita hoy a iniciar un proceso personal y muy íntimo de conversión o reconversión (según las circunstancias particulares de cada uno), que no es posible realizar sin nuestra aceptación.
Canto: El alfarero: “Señor, yo quiero, nacer de nuevo; como el barro en las manos del alfarero…”
Testimonios: Alguno de los niños/papás es invitado a dar gracias por el este don del amor e infinita misericordia de Dios por nosotros.
Oración: Nos imaginamos lo hermoso que sería sentirnos liberados del recuerdo y la carga de nuestras faltas. Por ello, oramos con el acto de contrición implícito en la oración penitencial, la misma que recitamos en el comienzo de la Santa Misa.
¿Para qué nos reunimos hoy?: Para escuchar nuestras reflexiones en torno al acontecimiento de la Resurrección de Jesús:
- ¿Creemos, de verdad, en la resurrección del Señor? ¿En qué basamos nuestras dudas y nuestras convicciones?
SEGUNDO AÑO CATEQUESIS FAMILIAR
FICHA DE INTEGRACIÓN ENCUENTROS 4 Y 5
FICHA DE INTEGRACIÓN ENCUENTROS 4 Y 5
I. DIOS ILUMINA NUESTRA VIDA EXAMEN DE NUESTRA VIDA
- Leamos el texto de San Juan, con el que el evangelista cierra su versión del Evangelio, que nos narra la manifestación de Jesús resucitado a sus discípulos:
Evangelio según San Juan 20,19-31. Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes". Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan". Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré". Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe". Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!". Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!". Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.
(Información adicional: el mismo Juan, cuando recibe en éxtasis las revelaciones del Apocalipsis, narra que Jesús se le presenta “el que vive”, así es que lo manifiesta con el “Cristo Viviente”. En los Hechos de los Apóstoles, se nos narra cómo la gente continúa recibiendo el amor y la misericordia de Cristo (en signos admirables) a través de sus apóstoles.)
- Algunos marcadores de los hechos vistos en los textos sagrados anteriores:
1. Jesús demuestra con gestos concretos, tangibles, que él efectivamente ha resucitado.
2. Jesús nos designa sus continuadores en la Evangelización y en el Bautismo.
3. Jesús nos entrega el sacramento de la reconciliación.
4. Jesús nos da su paz y nos comunica su Espíritu.
5. Jesús nos llama a confiar en Él.
6. Jesús, el Cristo Viviente, nos comunica su propia vida resucitada.
II. ¿De qué manera asimilamos en nuestra vida esas enseñanzas?
Reflexión del grupo: (Ayudarse con las pauta de “Dios ilumina nuestras vidas” de las pág. 23 y 25 Guión del Catequista de “Al encuentro del Dios vivo”)
- ¿En qué hechos —actuales— validamos nuestra fe en su resurrección?
- ¿Cuál creemos que es nuestra misión (personal y colectiva) en la evangelización del mundo de hoy?
- ¿Qué pensamos acerca del sacramento de la reconciliación?
- ¿Qué es la paz del mundo y cuál la de Dios? ¿Es un don material o espiritual?
- ¿Cómo pensamos que compartimos AHORA, EN ESTE MUNDO, la resurrección y la vida eterna de Cristo?
- ¿Qué relación se nos ocurre puede existir entre el Cristo Viviente y la Eucaristía?
Momento para orar: Se sugiere que se motive a pedir el don de una fe siempre ronovada, en la observación y el descubrimiento de la presencia de Dios —el Cristo Viviente— en los hechos cotidianos.
Compromiso para la semana:
Compartir en familia las reflexiones hechas en este encuentro y hacer un resumen integrador en torno al tema “Jesús es parte de mi familia” y cumplir las tareas del Cuaderno del Niño correspondientes a los encuentros 4 y 5.
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